Tras más de un año de pandemia por coronavirus, y en medio de una campaña de vacunación desigual alrededor del mundo, varios países lidian con negociaciones para obtener más dosis, otros aún no consiguen acelerar el operativo y unos pocos tienen sobrantes y lidian con la desconfianza de sus habitantes, que no quieren aplicarse la droga porque entienden, por ejemplo, que fue desarrollada demasiado rápido y podría tener efectos secundarios.
Uno de los gobiernos que lidia con este problema es el de Estados Unidos. El presidente Joe Biden lidera una campaña récord pero los estadounidenses no concurren en masa a los centros. De hecho, en diferentes estados los gobernadores debieron organizar incentivos, como sorteos de dinero, para convencerlos de que se inoculen. Algo parecido sucedió en Rusia y también en Alemania, donde las autoridades quieren multar a los ciudadanos que saquen turno y luego no se presenten.
En medio de esta situación, especialistas en enfermedades infecciosas indicaron que el problema de no vacunarse no es solamente propio de la persona sino que puede generar un mal mayor pero no sólo por los contagios que puede producir en caso de enfermarse con covid-19 sino por las posibilidades de transformarse en una “fábrica de variantes”.
“Las personas no vacunadas son posibles fábricas de variantes”, dijo el doctor William Schaffner, profesor de la División de Enfermedades Infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt, Nashville, EE.UU. “Cuántas más personas no vacunadas haya, más oportunidades tendrá el virus de multiplicarse. Cuando lo hace, muta y podría desencadenar una mutación variante aún más grave en el futuro”, destacó en diálogo con la CNN.
Si bien es cierto que la mayoría de los cambios que transita un virus no significan nada también es cierto que a veces un virus puede desarrollar una mutación aleatoria que genera que tenga mejor transmisibilidad o una replicación más eficiente o la capacidad de infectar una gran diversidad de huéspedes. Si una versión mutante tiene éxito, se convierte en una variante y comienza a replicarse; y las personas que brindan esa chance son las que no están vacunadas.
“A medida que surgen mutaciones en los virus, las que persisten son las que facilitan la propagación del virus en la población”, afirmó por su parte Andrew Pekosz, microbiólogo e inmunólogo de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg. “Cada vez que los virus cambian, consiguen una plataforma diferente para agregar más mutaciones. Ahora tenemos virus que se propagan de manera más eficiente”.
Los datos no son menores. Desde que comenzó a circular a nivel internacional el coronavirus, surgieron variantes detectadas por primera vez en el Reino Unido (Alpha), en Sudáfrica (Beta), en Brasil (Gamma), en la India (Delta), en Estados Unidos (Épsilon). Y muchas de ellas son incluso más complicadas de manejar que la original, como la Delta, que es la que enciende las alarmas en estos momentos a nivel mundial por sus cambios y por la menor eficacia, aunque no marcada, que las vacunas en uso reportan frente a ella.
“Cuánto más permitimos que el virus se propague, más oportunidades tiene el virus de cambiar”, advirtió la Organización Mundial de la Salud el mes pasado.
Al respecto Andrew Pekosz añadió: “Cada vez que vemos el virus circulando en la población, particularmente en una población que tiene focos de personas inmunes, personas vacunadas y focos de personas no vacunadas, tenemos una situación en la que el virus puede explorar”.
“Todo lo que se necesita es una mutación en una persona”, cerró Philip Landrigan, pediatra e inmunólogo del Boston College.